A primera vista, existe cierta resistencia a que este comunicado se titule como manifiesto. El género puede asociar algo ligeramente totalitario, una forma de enunciado de programa grandilocuente que no parece del todo apropiado para una publicación en un discurso esclarecedor.
Los autores están afiliados al Departamento de Medios, Comunicación y Estudios Culturales de Goldsmiths, Universidad de Londres, y participan en The Media Reform Coalition (MRC). Justifican la elección del género con el deseo de analizar los problemas del panorama mediático y proponen estrategias para corregir sesgos, errores y deficiencias que sabemos que existen allí. "Necesitamos narrativas que expresen nuestra rabia contra la injusticia, y que al mismo tiempo despierten optimismo y creencia de que el cambio social es posible", escriben los autores.
Tienen éxito en esto. Se dan buenas descripciones y análisis del estatus en los medios y la tecnología, y el vocabulario general de "esperanza" y "justicia" da asociaciones a la campaña electoral de Obama Change. Incluso si uno creyera que todas las experiencias y todas las descripciones de las condiciones indican lo contrario, uno se queda con la sensación de que es posible mover el mundo en una dirección más igualitaria y justa.
Los autores señalan el peligro de que la participación masiva en línea pueda crear la ilusión de que los movimientos tienen un efecto e influencia mayor de lo que realmente tienen.
Imagen sombría
Una premisa principal del manifiesto es que los medios de comunicación se incorporan al poder que pretenden desafiar y, por lo tanto, contribuyen a mantener el status quo. Se dibuja un panorama sombrío y bastante predecible del hecho de que la propiedad de los medios de comunicación está reunida en unas pocas manos y profundamente involucrada en el sistema político y económico imperante.
Un capítulo separado es informativo sobre la propiedad de los datos y nuestras impresiones digitales. La tecnología abre oportunidades para la recolección, el uso y el abuso que parecen correr más rápido que la legislación. La elaboración de perfiles, el control de la información, los impulsos conductuales y la venta de datos personales deberían ser la realidad, en lugar de la realización de Internet como una red publicitaria.
Las redes sociales fueron un requisito previo y generador de movimientos de protesta como la Primavera Árabe, Occupy, Metoo y Black Lives Matter, pero los autores del manifiesto señalan el peligro de que la participación masiva en línea pueda crear la ilusión de que los movimientos tienen un efecto e influencia mayor de lo que realmente tienen. Esta es una preocupación muy relevante, pero en este momento, después de que el asesinato policial de George Floyd en Minneapolis desató enormes fuerzas detrás de las protestas en un ya explosivo Estados Unidos, esta objeción parece ser de naturaleza puramente académica.
Flujo de información curada
Los gigantes de Internet tienen un poder enorme para recopilar y difundir información, ejercer censura directa e indirecta, ocultar y resaltar, en definitiva, curar el flujo de información. Esta posición única está en alianza con los intereses económicos y, al mismo tiempo, los medios en línea parecen estar sujetos y ser superiores al poder político. La relación entre Trump y Twitter puede describirse como una interacción: Twitter marcó los mensajes de Trump como engañosos y Trump respondió con una venganza personal. Es imposible predecir cómo será el desarrollo futuro. Parece precario establecer una forma de jurisdicción supranacional también para el panorama digital.
El Manifiesto de los Medios inicia un proceso de reflexión. Incluso para quien se considera un consumidor de medios crítico y consciente, surge la incertidumbre y el autoexamen: ¿Qué información obtengo, qué busco, hasta qué punto tienes que saber de antemano lo que estás buscando? ¿Cuánto tiempo, beneficio y atención tienes para buscar algo diferente a lo que aparece en el feed?
Autoesfuerzo y conciencia
El problema con un panorama mediático no representativo y desequilibrado es obviamente que no somos conscientes de lo que no sabemos, los límites de nuestro horizonte pasan por la información a la que tenemos acceso. Se requiere una cantidad considerable de esfuerzo y conciencia para buscar canales de información alternativos, y se requiere aún más para verificar la responsabilidad y la calidad. Es un problema democrático que se transfiera demasiada responsabilidad al usuario final individual, lo que a su vez refuerza las diferencias. El conocimiento es como el poder conocido.
El conocimiento, la capacidad de formulación y las propuestas de estrategias de cambio de los autores deben llegar más allá de un círculo de colegas y personas de los medios. El manifiesto se erige como la defensa de un periodismo pluralista, de calidad asegurada y ético. Puede parecer utópico, pero tenemos que intentarlo.